¿Cómo va Cali?

Esa fue una de las preguntas que el Diario Occidente le hizo a 300 tenderos de la ciudad en un sondeo de opinión telefónico realizado la semana pasada. El 62% de ellos contestó que la ciudad no va por buen camino. El sondeo se realizó durante una semana caótica en materia de transporte, marcada por los desmanes, el vandalismo y la congestión vehicular. Sin embargo, la respuesta la sustentaron más allá de la situación coyuntural. Las personas encuestadas tienen en común que pertenecen a los estratos 1, 2 y 3. Este año ha sido difícil para los sectores populares de la ciudad y se han sorteado deficiencias en diferentes servicios públicos. Estos segmentos vivieron las demoras en la apertura del Sisben durante el primer trimestre, la suspensión de los servicios de aseo y vigilancia en las escuelas públicas, el racionamiento de agua y ahora las fallas en el transporte. No se puede olvidar tampoco que es el segmento de población más afectado por problemas estructurales como la inseguridad y el desempleo. En las comunas donde habita hay plan desarme y toque de queda para menores. Definitivamente, la Cali en la que ellos viven es totalmente distinta a la que muchos de nosotros recorremos y eso explica porqué piensan que la ciudad no va por buen camino. A este segmento no le importa si la ola verde funciona, si las megaobras avanzan, si los recaudos de valo-rización han aumentado o si se han reducido en 35 los casos de homicidios en la ciudad. Sus necesidades son distintas y Cali les está fallando sistemáticamente. Lo preocupante es que este segmento representa el 70% de la población de la ciudad, ¿qué significa que la mayoría esté tan inconforme? Coincidencialmente, es la población que más disfruta el alumbrado navideño y justo ayer la Alcaldía anunció que este año no lo llevará a cabo.

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