La igualdad de armas es un derecho de las partes en el proceso penal, pero sin duda alguna en el proceso penal colombiano está no existe para la defensa.
El desbalance no es producto de la ley, es producto de la interpretación que se le da a la misma y del excesivo rigor y presión a que somos sometidos los abogados defensores públicos, probados o de oficio, en el día a día.
Rara vez a un fiscal que no asiste a una audiencia se le pide soporte del motivo de la petición; rara vez se envía carta a la Fiscalía solicitando que si no va el fiscal titular se envíe a otro o se designe uno de apoyo, en cambio a los defensores se nos pide constancia de la más mínima a excusa o si no se compulsan copias, se nos demanda designar suplente o sustituir el poder cuando eso no es un deber sino un derecho, primero del cliente y después del abogado.
Y si con esto no bastará ahora se inventan el concepto de “bancada de la defensa”, tal vez una de las más grandes violaciones a las garantías de la defensa en cualquier sistema penal en el mundo.
Según esta tesis la petición de un defensor de aplazar o suspender una audiencia se ¡debe “comunicar” a los demás! ¡Habrá derecho! Se inventan cualquier cosa, incluso violando el bloque de constitucionalidad con tal de mantener a una persona detenida sin ser vencida en juicio, ahora resulta que si un defensor tiene una audiencia que es prioritaria, el aplazamiento se le “cobra” a los demás que están prestos a la diligencia, si uno renuncia y el procesado se queda sin defensor la culpa es de los demás que siguen activos en su defensa.
Decisiones cómo estás alejan a Colombia de ser un país históricamente garantista, desdibujan su condición de estado social y democrático del derecho.
No puedo terminar de otra manera que tomando las palabras del profesor Santiago Trespalacios que al respecto de este tema afirmó: “En pocas palabras, la Corte vulnera la dignidad humana, la cual implica el respeto a la individualidad del ser humano y de sus derechos. No es posible sostener que la libertad de un individuo dependa de lo que haga otro y decir que eso está en consonancia con los DDHH.”
Basta ya de romper la igualdad de armas, presumir la mala fe y sobre todo de creer que el abogado es el cliente, su niñera o su delator.
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