Las celebraciones se escogen de acuerdo a la fecha en que ocurrieron los hechos sociales. Por eso no comparto que la Ley 918 de 2004, haya trasladado el día del periodista para el 4 de agosto, argumentando que en esa fecha se tradujeron los derechos del hombre. Como el 9 de febrero de 1791, Manuel del Socorro Rodríguez puso en circulación el Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá, celebraremos el día del periodista este martes 9 de febrero, que además se cumplen doscientos treinta años del ejercicio de la profesión.
A pesar de la desinformación en estos tiempos del ruido y de las falsas noticias en las redes sociales, el periodismo seguirá como un oficio profesional, crítico, ético y con objetividad. Algunos personajes de la República, antes de figurar como escritores o como estadistas, alcanzaron fama como periodistas.
Gabriel García Márquez siempre reconoció que antes de ser novelista él fue periodista y que jamás abandonaría ese oficio que inició como cronista de El Universal de Cartagena, El Heraldo de Barranquilla y El Espectador de Bogotá. Los malos gobernantes, más que temerle a la protesta social, siempre se han horrorizado con la función fiscalizadora de la prensa. Si no fuera por el periodismo investigativo ya hubiéramos colapsado debido a la corrupción administrativa y hubieran quedado impunes los crímenes. En el periodismo cultural reivindicaré nuestra identidad nacional. A pesar de las noticias falsas, anónimas y efímeras en las redes, la prensa escrita sigue viva y sus plataformas virtuales y hemerotecas sí conservan el registro fiel de la historia.
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