Llevo alrededor de 18 años votando por los candidatos perdedores: Carlos Gaviria, Antanas Mockus, Humberto de la Calle y el mismo Gustavo Petro.
Las pasadas elecciones fueron las primeras en las que sentí que por fin mi voto iba a tener un valor verdadero y que la opción que estaba apoyando además de proponer un cambio real para el país, iba a ganar.
Hace dos días se posesionó el nuevo Congreso y siempre hemos escuchado que el verdadero cambio se da si lo renovamos, pues de verdad creo que estos cuatro años serán históricos para el país con un Congreso al que llegaron nuevas caras, nuevas forma y nuevos intereses.
Un Representante que se posesionó en tacones para resaltar la necesidad de tener en cuenta a la comunidad LGTBIQ+; otro representante que se posesionó con un traje hecho de botellas de plástico y zapatos elaborados de fibra marihuana, y que además llevó a regalar chocolates de cannabis promoviendo el aprovechamiento, la regularización y legalización del consumo de marihuana recreativa; una representante que llegó al salón elíptico en compañía de su mascota para darles vos a los seres sintientes; varios influencers que han denunciado a los que no trabajan en Congreso y le han hecho una veeduría seria a los hacedores de leyes en nuestro país; un Senador que ha dedicado su vida a estudiar y denunciar las estructuras corruptas que se han robado lo público; y hasta un representante barrista con rastas que quiere trabajar por el medio ambiente y la cultura del fútbol.
Solo con ver las nuevas formas de las personas que llegan al Congreso se puede respirar un aire de cambio y tener esperanza que Colombia retomará un buen caminar.
El principal reto para este nuevo Congreso es el de no ser menor a las expectativas y por eso anuncian que tendrán un agenda legislativa este año en torno al cambio climático iniciando con la aprobación del acuerdo de Escazú, una reforma política para atacar la corrupción y la compra de votos, una reforma a la educación que nos permita a todos formarnos y salir adelante, una reforma agraria que redistribuya la tierra generando más oportunidades para los campesinos y una reforma tributaria que permita cumplir todas las promesas de cambio hechas por Gustavo Petro en campaña.
Si los retos para el Congreso son enormes, para el gobierno nacional también, sin embargo creo que el gobierno de Petro tampoco será inferior, con un gabinete que se perfila en ser mayoritariamente integrado por mujeres, el Presidente electo nos sorprendió esta semana con el nombramiento de tres indígenas para cargos estratégicos: la embajada ante la ONU, la Dirección de la Unidad de Víctimas y la Dirección de la Unidad de Restitución de Tierras.
Es imposible no emocionarse y pensar que a pesar de todo lo que ha costado llegar hasta aquí (incluso vidas), vale la pena creer y luchar por Colombia. El cambio arrancó y espero no equivocarme al asegurar que este puede llegar a ser el mejor Congreso y Gobierno que yo haya visto y el inicio de un cambio en la cultura política Colombiana donde ya no importarán más los bultos de cemento o los tamales que los corruptos cambian por votos y a partir de estas elecciones los colombianos seguirán mayoritariamente votando a conciencia y buscando un verdadero bien común ¡Arrancó el cambio!
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