La buena enseñanza es tanto acerca de la pasión como de la razón. No es sólo motivar a los estudiantes a aprender, sino enseñarles a aprender y hacerlo de una manera que sea relevante, significativa y memorable. Es darle la importancia a su arte, tener pasión por ella, y transmitir esa pasión a todo el mundo, sobre todo a sus estudiantes.
La buena enseñanza es acerca de la esencia y de formar a los estudiantes como consumidores de conocimiento. Se refiere a hacer su mejor esfuerzo para mantenerse en la cima de su campo, la lectura de las fuentes, dentro y fuera de sus áreas de especialización y estar a la vanguardia todo el tiempo. Pero el
conocimiento no se limita a las prácticas académicas. La buena enseñanza es salvar la brecha entre la teoría y la práctica. Salir de la torre de marfil y sumergirse en el campo, hablando con, consultar con, y ayudar a los profesionales, y el enlace con sus comunidades.
La buena enseñanza es escuchar, preguntar, ser sensible, y recordando que cada estudiante y cada clase es diferente. Se trata de la obtención de respuestas y el desarrollo de las habilidades de comunicación oral de los estudiantes más callados. Empujar a los estudiantes a sobresalir; al mismo tiempo, ser humano,
respetar a los demás, y ser profesional en todo momento.
La buena enseñanza es no tener siempre una agenda fija y ser rígido, sino de ser flexible, fluido, experimentar y tener la confianza necesaria para reaccionar y adaptarse a las circunstancias cambiantes. Obtener sólo el 10 por ciento de lo que quería hacer en una clase y sin embargo sentirse bien. Desviarse de la programación del curso o una conferencia con facilidad cuando hay más y mejores aprendizaje en otras partes.
La buena enseñanza es sobre el equilibrio creativo entre ser un dictador autoritario por un lado, y una presa fácil en el otro. Los buenos maestros migran entre estos polos en todo momento, dependiendo de las circunstancias. Ellos saben dónde tienen que estar y cuándo.
La buena enseñanza es también de estilo. ¿Debe ser la buena enseñanza entretenida? ¡Seguro! ¿Significa esto que le falta esencia? ¡Ni lo piense! La enseñanza eficaz no es estar encerrado con ambas manos pegadas a un podio o tener sus ojos fijos en un proyector de diapositivas mientras usted gravita por el
salón.
Los buenos maestros trabajan el salón de clase y a todos los estudiantes en él. Se dan cuenta de que son directores y la clase es su orquesta. Todos los estudiantes tocan diferentes instrumentos y en diferentes niveles. El trabajo de un maestro es desarrollar habilidades y hacer que estos instrumentos tomen vida
como un todo coherente para hacer música.
La buena enseñanza es el humor. Esto es muy importante, ser autocrítico y no tomarse demasiado en serio. Es a menudo, hacer bromas, de modo que el hielo se rompa y los estudiantes aprendan en un ambiente más relajado en el que, como ellos, eres humano con su propia cuota de fallas y deficiencias.
La buena enseñanza es el cuidado, la crianza y el desarrollo de las mentes y talentos. Es cuestión de tiempo, a menudo invisible, dedicando a cada estudiante.
Se trata también de las horas ingratas de la clarificación, el diseño o rediseño de cursos y preparación de materiales para mejorar aún más la formación.
La buena enseñanza es apoyada por un liderazgo fuerte y visionario, recursos y personal de apoyo de formación muy tangible. La buena enseñanza se refuerza continuamente por una visión global que trasciende a toda la organización de profesores titulares y de tiempo parcial que se refleja en lo que se dice, pero lo más importante por lo que se hace.
La buena enseñanza es tutoría entre profesores, trabajo en equipo, y ser reconocido y promovido por los compañeros de trabajo. La enseñanza eficaz también debe ser recompensada, y la enseñanza pobre necesita ser remediada a través de programas de capacitación y desarrollo.
Al final del día, la buena enseñanza es para divertirse, experimentar placer y recompensas intrínsecas… como mirarse con un estudiante en la fila de atrás y ver las sinapsis y neuronas de conexión, pensamientos que forman, la persona mejorando, y una sonrisa mientras el aprendizaje de todos sucede.
Se refiere al estudiante que dice que su curso cambió su vida. Otro que dice que su curso era el mejor que jamás haya tomado. Los buenos maestros practican su oficio no por el dinero o porque tienen que hacerlo, sino porque realmente lo disfrutan y porque quieren. Los buenos maestros no se imaginan haciendo otra cosa.
Traducción del documento tomado de: http://biz.colostate.edu/mti/tips/pages/GoodTeaching.aspx
Corrección ortográfica por: María Esperanza García Ramírez.
esperanza_21@hotmail.com
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