Cali, noviembre 14 de 2025. Actualizado: viernes, noviembre 14, 2025 20:35

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A 40 años de la tragedia, las familias de los desaparecidos y los magistrados caídos mantienen viva la memoria de la justicia

Las voces del Palacio: las víctimas que siguen esperando justicia

Cuarenta años después de la toma y retoma del Palacio de Justicia, el fuego de la memoria no se apaga.

Entre los escombros quedaron 94 muertos, 11 desaparecidos y una herida institucional que aún duele.

El Informe Final de la Comisión de la Verdad (2022) dedica uno de sus capítulos más conmovedores a las víctimas: los magistrados, funcionarios, empleados, visitantes y civiles que fueron alcanzados por la violencia del Estado y la insurgencia.

El Palacio de Justicia no fue solo un crimen contra el Estado, sino contra la humanidad de quienes lo habitaban”, afirma la Comisión.

Los magistrados: el rostro de la justicia perdida

La tragedia se ensañó con la Corte Suprema de Justicia, símbolo del Estado de Derecho. Doce de sus magistrados murieron en los combates o fueron incinerados en sus despachos.

Entre ellos, el presidente Alfonso Reyes Echandía, cuya voz retumbó en el país entero con un clamor que todavía duele:¡Que cese el fuego!”.

Otros nombres completan esta dolorosa lista: Manuel Gaona Cruz, Carlos Medellín Forero, Darío Velásquez Gaviria, Ricardo Medina Moyano, Pedro Elías Serrano, Eduardo Gnecco Correa, Fabio Calderón Botero, Fermín López, Hernando Baquero Borda, Reinaldo Arciniegas Baquero y José Eduardo Gnecco.

El informe recuerda que su sacrificio marcó la mayor pérdida institucional en la historia judicial de Colombia:

La justicia murió entre el humo del Palacio, pero su ejemplo sobrevive en la conciencia nacional.

Los desaparecidos: la otra mitad del dolor

Además de los magistrados, once personas —en su mayoría empleados de la cafetería y visitantes— fueron vistas con vida tras la retoma militar y nunca volvieron a aparecer.

Cristina del Pilar Guarín, Luz Mary Portela, Bernardo Beltrán, Héctor Jaime Beltrán, Gloria Anzola, Irma Franco, Norma Constanza Esguerra, Carlos Rodríguez, David Suspes, Lucy Amparo Oviedo y Gloria Stella Lizarazo siguen siendo nombres de una ausencia que el tiempo no ha borrado.

Sus familias convirtieron la búsqueda en una forma de resistencia. Durante décadas, recorrieron despachos, marcharon por las calles y llevaron su causa ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado colombiano por desaparición forzada, tortura y ejecución extrajudicial.

Nos cansamos de contar la historia, pero no de exigir la verdad”, dijo una de las hijas de los desaparecidos a la Comisión. “No queremos venganza, solo saber qué pasó con ellos.

Memoria y resistencia

La Comisión destaca que las familias se transformaron en guardianas de la memoria. Su insistencia logró que el Palacio se reconstruyera, no solo como edificio, sino como símbolo del derecho a la verdad.

Cada noviembre, en la Plaza de Bolívar, los nombres de las víctimas vuelven a ser pronunciados como un acto de justicia.

El país les debe a las víctimas la paz que se prometió y no llegó”, concluye el informe.

Hoy, los retratos de los magistrados cuelgan en los muros del Palacio reconstruido. Frente a ellos, las familias de los desaparecidos recuerdan que no hubo vencedores, solo ruinas y silencios.

La reparación pendiente

A pesar de los fallos internacionales y los homenajes, aún hay cuerpos sin identificar y archivos que permanecen cerrados.

La Comisión de la Verdad advierte que la reparación no puede reducirse a indemnizaciones: requiere un compromiso ético del Estado con la verdad, la memoria y la dignidad.

Mientras haya una familia que espere una respuesta, el caso del Palacio de Justicia seguirá abierto.

Los combatientes caídos: el otro lado del dolor

El informe también reconoce que entre los 94 muertos hubo 35 guerrilleros del M-19, la mayoría jóvenes, que perdieron la vida durante la toma.

Aunque fueron los autores materiales del ataque, la Comisión resalta que sus muertes y el sufrimiento de sus familias forman parte del daño humano que dejó la tragedia.

“Casos como éste reflejan la dimensión de la guerra desde otras perspectivas: la del abandono de los hijos de quienes militaron en el M-19, obligados a ocultar la identidad de sus padres para evitar la estigmatización social.

Sin justificar la violencia, el informe insiste en que la verdad debe incluir a todos los que murieron, porque la memoria no puede dividirse entre vencedores y vencidos.

El Palacio de Justicia fue el límite ético de la guerra: allí todos perdieron, incluso quienes creyeron luchar por una causa.

Una memoria que no se apaga

El fuego del 6 y 7 de noviembre de 1985 destruyó el edificio, pero no logró borrar los nombres de quienes lo habitaron.

Cada fotografía, cada acto de conmemoración y cada flor depositada en las escalinatas del Palacio es una forma de justicia.

El Palacio de Justicia ardió, pero su memoria sigue encendida. Y mientras la verdad no se apague, Colombia seguirá teniendo una oportunidad de reconciliarse consigo misma.

📜 Más detalles del informe aquí 👉🏻 Justicia y amnistía tras el Palacio de Justicia: condenas, responsabilidades y la línea del perdón

Fuente: Informe Final de la Comisión de la Verdad – Caso Palacio de Justicia (2022) [PDF]

Esta nota hace parte de la serie especial “40 años del Palacio de Justicia – La verdad que no se apaga”, publicada por Diario Occidente con base en el Informe Final de la Comisión de la Verdad (2022). Descárgalo aquí


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