Diría que el país se está agotando de tantos bloqueos que, súbitamente, atrofian el tráfico vehicular, alteran el orden público, afectan gravemente la economía y a los empresarios y trabajadores.
Un claro ejemplo fue lo ocurrido hace pocas semanas en la vía a Popayán, cuando bloquearon, una vez más, una arteria fundamental para el desarrollo económico, turístico y habitacional de la capital del Cauca.
Lo peor: se tiraron la ida al festival gastronómico de Popayán, a un grupo de amigos que queríamos ir a degustar las viandas exquisitas del festival.
Ya van dos años en las mismas, bloqueos por esa época. ¿Será intencional?
Según las tendencias electorales, el país marcará otro rumbo, y esas vías de hecho tendrán días contados.
En Cali, bloquean a cada tanto vías, se ubican frente al CAM, frente a la Nueva EPS, generan caos, como si quisieran retornar a los oscuros días del 2021, cuando se aupaba, incluso, por personas de la institución, a que se hicieran esos alborotos…
Claro, los ciudadanos tenemos derecho a reclamar, y duele saber que personas con diferentes enfermedades no atendidas buscan una forma de que sean escuchadas, y se resuelva su problema de atención en salud.
Es válido, pero allí es la paquidermia estatal e incompetencia de entidades que no desatan asuntos con celeridad, y llevan a estas protestas. Debería incluso, pensarse en sancionar a quien, por negligencia, provoque esas manifestaciones.
Y también es justo que se reclame por mal servicio de acueducto como sucedió hace pocos días en la comuna 20.
Reclamo que no se rechaza. Por el contrario, es un llamado para no dejar llegar hasta ese punto. Y hasta allá llegó Juanita Cataño, aguerrida, valiente, lideresa que quisieron empañar cuando, exaltada en un video (editado), sale defendiéndose de improperios y desatención a su discurso.
Pero al observar todo el video el contexto cambia. En él demuestra su arrojo. Sola ante una multitud y, en nombre de la alcaldía, entra a resolver una problemática.
Y en los posteriores días, evidencia en sus redes sociales la solución a esa problemática a través de mesas de trabajo con la comunidad y EMCALI, que posibilitaron resolver una dificultad, pacíficamente.
PD: Un año sin Umberto Valverde. Le propuse al alcalde Alejandro Eder, pensar en un sentido homenaje. Sabiendo de su gusto por la salsa, sé que lo hará.
Comments
Fin de los artículos
No hay más artículos para cargar