Hugo E. Gamboa Cabrera

“La sociedad imperfecta”

Hugo E. Gamboa Cabrera

Esta obra de la literatura mundial fue escrita por Milovan Djilas, uno de los cuatro dirigentes claves del régimen comunista de la antigua Yugoslavia, siendo incluso, gobernante de dicho país. En este libro Djilas pretendió representar la antítesis de la sociedad perfecta, sin clases, por “la cual justifican los comunistas el mantenimiento de las dictaduras y su propia posición privilegiada.

”Sin embargo, el hecho de gobernar un estado socialista, produjo en él una ruptura con su partido por considerar que los sufrimientos personales que padeció y por su experiencia directa como gobernante, le causaron desazón y desilusión. Se le rebeló a Stalin, el hombre fuerte de la “cortina de hierro”, a su propio sistema de gobierno y a su misma ideología.

Entre otras cosas, consideró que los “cambios en esa sociedad comunista eran vacilantes e indefinidos.” Decidió entonces, “aprender de todas partes, aceptando que las sociedades no son perfectas.”

Han pasado muchos años desde que Djilas plasmó sus ideas después de su ruptura ideológica, situación que me puso a pensar en algunos hechos recientes que se han presentado en Colombia, sobre todo con la ambivalencia en la actitud de reconocidos personajes de la política interna, entre ellos Gustavo Petro, quién aprovechó su condición de senador para cabalgar sobre los errores o decisiones de otros personajes que lograron el poder, lo que le permitió ir convenciendo a miles de colombianos sobre la necesidad de imponer un nuevo sistema de poder como el que vivimos actualmente.

Muchos de sus once millones de votos no son petristas. Unos votaron aburridos de tanta corrupción, siendo liberales y conservadores. Otros también tradicionales, votaron cansados de ver y oír a politiqueros tradicionales con el mismo cuento de cada cuatro años y, por tanto, creyeron que Petro era la salvación del país, lo que está por verse.

Recuerdo cuando en el Senado, Petro le pedía a Iván Duque no presentar reformas tributarias “porque iban en contra de millones de pobres”. Verlo ahora en las mismas, con un ingrediente peor: no ha querido decir en que va a invertir esos nuevos recaudos.

¡Que susto! Vaya uno a saber. Igualmente, uno ve a muchos de sus ministros desubicados, activistas antes que administradores, posiblemente tratando de proyectar las ideas de su jefe, contando de antemano, con la voluntad de unos partidos tradicionales que se unieron a las tesis de su gobierno, no tenemos claro si por la consabida mermelada y a burocracia o porque, se les aparecieron los siete dioses de Roy Barreras para trastornarlos o reubicarlos en una nueva trinchera ideológica.

Lo cierto es que, gran parte del país, a sabiendas de ser una sociedad imperfecta, está a la expectativa de ver que va a pasar para hacer lo mismo de Milovan Djilas o tomar las de Villadiego.

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