Sequía y hambruna

En el 2012 las extremas temperaturas de calor causaron graves problemas en EE.UU.; en la India se desplazaron 1,2 millones de habitantes por la misma causa; en Rusia proliferaron los incendios.

En Colombia, los nevados se derriten, con el pronóstico terrible de su desaparición en 10 años.

Hoy, nuestro país, como muchos otros, está padeciendo las terribles consecuencias del cambio climático, sin que el “Niño” todavía haya aparecido, según los que saben del tema.

Lo inexplicable es que fenómenos naturales como “El Niño” y “La Niña”, siendo cíclicos, el Estado colombiano no haya tomado medidas preventivas para evitar, así sea en parte, las desgracias que sufren miles y miles de compatriotas en el Caribe y en la Guajira, con la sequía.

No olvidemos que una de las quejas es que por esos lares, como la Alta Guajira, por ejemplo, ni el Estado ni el gobierno nacional hace presencia alguna. Solo cuando hay elecciones aparecen los políticos, dicen. Después, no los vuelven a ver. Tampoco se explica que estos colombianos padezcan la falta de acueducto.

La plata de las regalías no se ve por ningún lado. Pasa el tiempo, llegan dichos fenómenos naturales, con sus nefastas consecuencias y, siempre lo mismo, los gobiernos de turno nunca actúan. Les importa nada las regiones que tienen voto pero no voz. Así es difícil que un país funcione con equidad y justicia social.

El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), de las Naciones Unidas, pronostica que en las próximas décadas el incremento de temperaturas en algunos lugares del planeta, sumado a las inundaciones, obligará a por lo menos 200 millones de personas a desplazarse.

Quiera Dios que en Colombia abramos los ojos, y no estemos, en épocas futuras, peleando si hay reelección o no.

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