Cali, febrero 11 de 2025. Actualizado: martes, febrero 11, 2025 16:20
Los niños en la actualidad conviven con las tecnologías (celular, videojuegos, computador, televisión, tablet etc.) incluso desde antes de su nacimiento, de modo que logran constituirse en una parte natural, y muy atractiva, de su entorno.
El teléfono móvil se ha convertido, en los últimos años, en un elemento imprescindible en la vida de los adolescentes y ha transformado, además, la forma de relacionarse afirma el doctor Harold Colino, psiquiatra del Centro Médico Imbanaco.
Se destacan potenciales consecuencias negativas como problemas médicos (derivados del sedentarismo como la obesidad y la falta de acondicionamiento físico), riesgos para la seguridad vial y el acoso. Se suman comportamientos derivados de la mala adaptación, como por ejemplo el uso excesivo, que pueden afectar a los sentimientos de seguridad personal, la identidad y la pertenencia a grupos sociales.
Son aspectos como la relación con los demás, el bajo rendimiento académico y las alteraciones del sueño, o cuestiones como el prestigio y la identidad, las que preocupan a los usuarios, pero lo que al parecer es lo más alarmante es la exposición al acoso, sobre todo desde la aparición de las plataformas de mensajería instantánea.
Algunos adolescentes ven en las redes sociales la principal forma de interacción social, y su uso conlleva que gran parte de su vida social y su desarrollo emocional ocurra en ese nuevo espacio de relación. No se puede olvidar que su capacidad de autorregulación es limitada y que son más vulnerables a la presión del grupo, por lo que están en riesgo mientras navegan y experimentan con las redes sociales. Esto supone que los padres deberán afrontar nuevos riesgos inherentes a la socialización de sus hijos, asegura la doctora Juliana Díaz, psiquiatra de la Institución.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) así como la Academia Americana de Pediatría establecen que a los niños se les puede dar acceso a pantallas a partir de los 2 años, siempre y cuando, los dispositivos cuenten con material didáctico y pedagógico de calidad y los padres y cuidadores limiten su uso máximo a una hora al día. Los adultos deberán acompañar a sus niños para ayudarlos a entender los que están viendo en la pantalla favoreciendo de esta forma la comunicación entre ambos.
Las consolas de videojuegos tanto estáticas como portátiles no deberían permitirse a los niños antes de los 6 años. La OMS ha asociado al exceso de tiempo que los menores de edad llegan a invertir a los videojuegos a problemas de sedentarismo y sobrepeso.
Se recomienda que antes de los 9 años, los niños pueden acceder a las tecnologías en un entorno cerrado, es decir, tecnologías sin conexión a internet, pero con contenidos cargados previamente como videos, imágenes, textos y audios. Sin embargo, todos estos contenidos deben ser apropiados para su edad y deben haber sido revisados en su totalidad por un adulto. Esta estrategia permite reducir los riesgos a los que se exponen los menores de edad cuando hacen uso de las tecnologías. El tiempo de exposición a pantallas entre las edades de 5 a 12 años, puede ir aumentando de 60 a 90 minutos diarios, siempre con supervisión de los padres.
Entre los 12 y 18 años, no se debería sobrepasar de dos horas el tiempo en pantalla. Se debe es enseñar a seleccionar los contenidos adecuados a su edad. Si la actividad del menor cuando usa los dispositivos móviles está guiada por un adulto es muy probable que se disminuyan los efectos negativos en el mismo y, por el contrario, le permitirá el acceso a todo tipo de recursos, además de desarrollar su creatividad y autonomía personal, afirma el doctor Colino.
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