Desde las elecciones locales y regionales de 2003, cuando se empezó a aplicar la cifra repartidora, en todo el país, se empezaron a escuchar las quejas de candidatos a concejos, asambleas, Cámara y Senado que se quemaron pese a haber obtenido votaciones muy superiores a las de candidatos de otros partidos que sí salían elegidos…
En las elecciones locales de 2003, 2007 y más recientemente en las de octubre de 2011, por ejemplo, se vio cómo en el Concejo de Cali y en la Asamblea del Valle salieron quemados candidatos que, pese a estar dentro de las 21 mayores votaciones, terminaron por fuera por cuenta del -aunque legal y válido- caprichoso e injusto sistema…
Emilio Merino, de la lista del Partido Conservador a la Asamblea del Valle, por ejemplo, no salió elegido pese a obtener 16.000 votos, pero sí le correspondió curul a Rolando Caicedo, del Polo Democrático Alternativo, quien sacó 8.745 votos.
Y lo mismo ocurrió en las legislativas de 2006 y 2010. En las últimas, por ejemplo, Carlos José Holguín, de la lista conservadora a la Cámara de Representantes, no salió elegido, pese a su alta votación de 29.640 votos, pero sí le correspondió curul al hoy representante Wilson Arias Castillo, del Polo, que sacó 18.438 votos.
Pues bien, este drama podría acabarse si son aprobados dos artículos del proyecto de acto legislativo 105 de 2012 que modificarían la asignación de curules en el sistema electoral.
La idea es regresar al antiguo sistema de cuociente electoral, en el que las curules a proveer en una corporación pública correspondían a los candidatos con las mayores votaciones.
Lo que sí se conservaría, sería el umbral, que se mantendría en el 3%. Es decir que los partidos o movimientos que no obtengan mínimo ese porcentaje de votos, no tendrían derecho a la asignación de curules.
De ser aprobado, este sistema se utilizaría a partir de las elecciones legislativas de marzo de 2014.
* * *
Comments
Fin de los artículos
No hay más artículos para cargar