Los cambios en la asignación de los subsidios de vivienda por parte del gobierno del presidente Gustavo Petro les están ocasionando un daño muy grande a las familias que estaban en proceso de compra de inmuebles con las ayudas que entrega el gobierno nacional.

Familias que esperaban subsidios por $30 millones, que habían sido comprometidos desde el año pasado, y que habían avanzado en el proceso de compra de su vivienda, fueron informadas en las últimas semanas sobre la reducción de esta partida a menos de la mitad, lo que en la mayoría de los casos trunca el sueño de tener casa propia.

En resumen, el gobierno nacional decidió aplicar el Sisben como medio para definir la asignación de subsidios de vivienda, lo que deja a familias de ingresos bajos, pero con trabajos formales, por fuera de los beneficios para la compra de casa propia.

Pero el daño no es solo para quienes ahora no podrán cumplir su sueño de tener techo propio, sino también para los miles y miles de colombianos que viven de la construcción, pues claramente la nueva política en materia de vivienda desacelerará a este próspero sector, afectando a las constructoras y, por obvias razones, a los obreros.

Desde luego, la afectación irá mucho más allá, pues al haber menos proyectos de vivienda y menos oportunidades de empleo para quienes trabajan en el sector, habrá menos poder adquisitivo en los hogares que perciben ingresos de ello y, por lo tanto, menos dinero circulando; la afectación indirecta será muy grande.

En ese sentido, los cambios en la política de vivienda se constituyen en otro golpe para la economía nacional.

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