Casi 18 mil personas participaron en la iniciativa Cali para mi, una convocatoria hecha por Propacífico para que los caleños priorizaran, entre 20 opciones, los proyectos que transformarán la ciudad en el corto, mediano y largo plazo.

Se trata de la iniciativa de participación ciudadana más grande que se ha realizado en una ciudad capital colombiana y que marca un referente de cómo se puede y se debe involucrar a la gente en la construcción de los grandes proyectos públicos.

A través de la plataforma www.caliparami.org, los caleños priorizaron la seguridad ciudadana, la educación de calidad y la salud a tiempo, iniciativas que indican claramente cuáles son las necesidades más apremiantes de la gente.

Bien valdría la pena que, no sólo en Cali, este ejercicio fuera retomado por las administraciones públicas a la hora de definir hacia dónde se orientarán los recursos públicos, pues en muchas ocasiones se da prelación a obras, programas y proyectos que no interpretan el sentir ciudadano e incluso que no se necesitan.

Escuchar a la gente, además de acertar a la hora de definir en qué se gastará el presupuesto público, permite que haya empoderamiento y que los ciudadanos se interesen más por hacer veeduría a la ejecución de las obras, mientras que, por el contrario, cuando las inversiones se definen desde los escritorios, de espaldas a quienes viven la realidad en los barrios, se realizan gastos inoficiosos en obras que después son rechazadas o abandonadas por la misma comunidad.

Adoptar modelos de participación ciudadana como Cali para mi, sin duda, ayudaría a construir confianza ciudadana en torno a lo público y a encontrar propósitos comunes, algo que nuestro país necesita.

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