Ubeimar y su gabinete – parte I –

Ya está claro que una abstención de más del 80% y el haber sido elegido por el 9% del censo electoral, no solamente comporta problemas de legitimidad y de confianza. La crisis política del Valle rebasa cualquier límite. Ella por sí sola pasó la cuenta de cobro, determinando, el 1 de julio, un panorama desolador donde la única ventana de esperanza para superarla, fueron los 132 mil sufragios obtenidos por el voto en blanco. Ha quedado claro que además del cinismo del Registrador Nacional, quien de entrada afirma que el fraude es imposible, éste sí viene reinando, como señor y dueño del pasado reciente. Pero lo que no está claro todavía y que perturba la inteligencia de los vallecaucanos, son las afirmaciones de algunos ilusos opinadores quienes cuestionan el gabinete del Gobernador por carecer de estirpe tecnocrática.

Yo, que he formado parte como secretario de despacho de 4 administraciones, que he asesorado campañas y que he cargado a cuestas la mía propia, debo decir que no hay nada más nefasto que recurrir a los tecnócratas para solucionar los problemas del Estado. Cuando los períodos de alcaldes y gobernadores están por terminar, los famosos técnicos deambulan todavía como fantasmas, sin conocer siquiera la estructura del Estado y las lógicas de la función pública. Sus títulos y su escasa experiencia en lo público, terminan siendo el argumento que los hace útiles en otros menesteres y no necesariamente en la política.

La crisis financiera que vivimos desde el 2007 y que tiene sumido al primer mundo en una hipérbole de empobrecimiento, fue fraguada por los tecnócratas y economistas de las universidades más prestigiosas. Ubeimar ha estructurado un gabinete de crisis para la crisis, afortunadamente con políticos, que conocen y no están en plan de aprender aceleradamente la rutas y los procedimientos del trágico submundo en que la raponería dejó sumida la Gobernación. Tener más o menos títulos, no es \”la raya de Pizarro\” que determina el lindero entre el bien y el mal.

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