Alberto Ramos Garbiras

Populismo y agitación política

Alberto Ramos Garbiras

De cara a la segunda vuelta electoral reaflorará el populismo en ambos candidatos, Duque, con el populismo de derecha, y Petro con el de izquierda.

El populismo es multiforme. Y el que expondrán será un populismo constitucional.

Ya antes de la primera vuelta lo fueron soltando en dosis, exponiendo cada uno lo que necesita Colombia y lo que no se ha cumplido que está estipulado en la Constitución dentro del Estado Social de Derecho.

Los populistas que logran credibilidad hacen reformas que benefician al pueblo, amplían la participación democrática, brindan oportunidades y dinamizan la sociedad.

Ninguna forma de populismo cambia radicalmente la sociedad.

Esto lo hace la revolución, con ella se producen cambios totales, o lo hace una constituyente.

El neopopulismo de derecha hace un refrito del populismo progresista con retoques en la posmodernidad.

Gobiernan de manera mediática, difundiendo su ideario que a su vez, es una mezcla de varias ideologías, pero privilegian el neoliberalismo dejando el rumbo de la economía en manos del mercado.

El neopopulismo de izquierda es una variable que se extendió a varios países de América Latina.

Surgieron líderes desde los partidos establecidos como Lula Da Silva desde el Partido de los Trabajadores (PT), y Néstor Kirchner desde el viejo peronismo o justicialismo (el mismo de Menen); otros por coalición como Evo Morales y quienes fundaron nuevas formaciones políticas, como Fernando Lugo en Paraguay.

La única coalición de izquierda amplia que ha llegado al poder tres veces y no ha caído en la tentación populista, haciendo gobiernos socialdemócratas serios con cobertura social aceptable ha sido la de Pepe Mújica en Uruguay, con su gobierno y las dos administraciones de Tabaré Vásquez.

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