La Pandemia que afecta este año al mundo sacó a relucir la vulnerabilidad de las mujeres frente al abuso y el maltrato, pero también frente a la pérdida de ingresos a causa del desempleo y la falta de apoyo a sus emprendimientos, por eso considero que nosotras somos una de las principales víctimas de esta crisis.
Un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) señaló que en las pandemias y crisis las mujeres y niñas corren más riesgo de sufrir violencia de pareja, violencia intrafamiliar y abuso psicológico y sexual. En Colombia ya superamos el centenar de feminicidios tan solo este año.
El Banco Mundial advirtió que unos 6 millones de colombianas que laboran en sectores afectados por la emergencia como la industria de los servicios, el comercio minorista o la hotelería, estarían en riesgo de perder sus trabajos por la Pandemia. En Colombia el informe del mercado laboral del Dane indicó que en julio el desempleo para ellas fue de 26,2%, con lo cual la brecha laboral entre hombres y mujeres alcanzó los 10 puntos porcentuales. Mientras que un informe de la Alcaldía de Cali reveló que durante el segundo trimestre de este años las mujeres perdieron 184.000 puestos de trabajo, 21.000 más que los hombres.
Es por eso que en la etapa pos Covid es importante tener en cuenta a las mujeres ya que las crisis las afectan de modo diferente. Muchas son cabeza de hogar y suelen ser quienes cuidan la familia, a los hijos discapacitados, lo cual las lleva a buscar emprendimientos que puedan hacer desde su casa.
Por ello también es vital desarrollar una política pública de la economía del cuidado, donde no solo se le reconozca el aporte que ellas hacen a la economía del hogar sino también se incentive su autonomía financiera y se promueva la participación activa del hombre en los oficios de la casa, para aliviar la pesada carga de trabajo que las afecta física y emocionalmente.
En nuestra región hemos tenido experiencias exitosas que contemplan la capacitación, asesoría y acceso a capital semilla a través de convocatorias, que brindó a muchas mujeres de las comunas y sectores rurales del departamento la oportunidad de hacer emprendimiento, lo cual ha sido una poderosa herramienta para garantizarles a muchas mujeres el goce pleno de sus derechos, y que se ejecutó desde Valle INN, en la Secretaría de Desarrollo Económico.
Una de las estrategias que realizamos para la erradicación de la violencia de género en los 42 municipios del Valle fue la implementación de la ruta de la no violencia contra la mujer, con el fin de incentivar la igualdad de derechos entre ambos sexos, así como la creación del observatorio de género, las Casas de acogida en Buenaventura Yumbo y Tuluá y también el Consultorio Rosa, con el cual se les brinda una atención integral a las víctimas de violencia basada en género.
Durante la actual crisis he venido proponiendo al Gobierno crear un Ingreso Básico o Renta Mensual Transitorio para cientos de colombianas que no tienen un empleador y que en su mayoría tampoco han sido cobijadas por los auxilios para personas más vulnerables como el Sisbén. Si bien el Gobierno creó el Ingreso Solidario, esta solución resultó muy poca y de bajo impacto ante la gran necesidad social que hay.
En mi opinión a las mujeres emprendedoras de todo el país, el Estado debe garantizarles sus derechos promoviendo la igualdad, pero también estableciendo fondos de recursos que les lleguen directamente para solventar a las micro y pequeñas empresas que ellas lideran y que tanto se han visto afectadas por la crisis. Pero igualmente no se puede perder de vista los factores de violencia que las aqueja. Este es el momento para creer en una Colombia orgullosa, en un país con voz y espíritu de mujer.
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