La semana pasada se realizaron por todo el país unas coloridas marchas que tenían como objetivo llevar un mensaje de igualdad de género y defensa de los derechos de los homosexuales. Aunque el orgullo gay colombiano sacó sus mejores trajes, pancartas, comparsas, puestas en escena y color para marchar por sus derechos, estas manifestaciones – que tenían como eje central conmemorar los 50 años de los disturbios de Stonewall como hito en la lucha por la diversidad ocurridos en Nueva York, -se vieron empañadas por personas que escudándose en los valores de la familia y los arraigos regionales, atacaron sus sueños de vivir en un país que no los violente en casa, en el trabajo y en el espacio público y que les permita disfrutar del amor sin restricciones morales.
Estas fiestas multicolores contaron con personas heterosexuales que se unieron en el mensaje de respetarnos unos a otros y de reconocer que tenemos que acercarnos como sociedad a una realidad que reconozca a la población LGBTI+ por sus capacidades, aptitudes y competencias profesionales.
Colombia es un país diverso que debe seguir trabajando en escenarios de inclusión donde aprendamos a vivir desde la diferencia, contra la homofobia y la discriminación. Por eso, resulta vital comprender que en un país como el nuestro cabemos todos los que elegimos ser y deseamos vivir y que quienes no estén de acuerdo con las diferentes posturas sexuales, políticas y sociales, tienen también todo el derecho de expresarlo, pero en un marco de tranquilidad y respeto. Yo soy incluyente y diverso y por eso mi corazón rechaza toda acción violenta contra la construcción de un país en paz y en armonía.
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