Campaña sin estrategia NO funciona. Las campañas se montan y piensan en un plan para ganar. Los planes tienen varios elementos. Apelando a ejemplos de la naturaleza, el aire son las redes sociales y los medios. La tierra serían las estructura políticas, el dinero y el tiempo.
La estrategia busca maneras de mover la fibra de las emociones. Si una campaña se queda en lo racional, lo más probable es que pierda. En todo el mundo la gente vota con pasión.
Dinero y contenido estratégico son ingredientes claves del aire. Dinero por que toca generar, producir y pautar contenido. La tierra no funciona sin estructuras. Ellas mueven la maquinaria, representan compromisos de corto plazo, apoyos a campañas a otras corporaciones y “favores” a futuro.
Obviamente el papel del candidato o producto vivo es clave. El aspirante tiene que ser buen “actor”, seguir el guión siendo consecuente con su discurso y comportamiento. Los candidatos deben preparase para los espacios que van a enfrentar, conseguir dinero para la campaña y por supuesto votos no solo tuis. Como en cualquier obra, si a ese “actor” no le corre sangre por las venas no despertará emociones en sus electores. De candidatos preparados pero fríos, parcos o postizos está plagado el pabellón de quemados electorales. Ellos son los que llamamos malos productos.
El tiempo es determinante. Como con cualquier producto, el elector primero reconoce, luego considera y por último “compra”. Faltan un poco menos de 80 días para que se abran las urnas. ¿Cuántas campañas tienen realmente los elementos que se necesitan para ganar?
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