Bienvenidas las investigaciones de periodistas, bienvenidas las denuncias expuestas en medio de comunicación escritos, televisivos o radiales, que bueno los debates en redes sociales, lo que sí es cierto es que ninguna de las anteriores constituye sentencias condenatorias o absolutorias, son opiniones y puntos de vista, documentados unos, especulativos otros.
Muchas de esas personas que denuncian, investigan o dan su punto de vista sobre un tema coyuntural piensan que si no hay una apertura de investigación, una captura, un embargo o un reproche, entonces no hay justicia. Tienen un ego tan alto que se creen infalibles.
Colombia es un país social y democrático de derecho en el que, por lo menos en el papel, los jueces deben mantenerse dentro de lo que diga la Constitución y no seguir lo que diga el estado de opinión. Digo que en el papel porque en la vida real vemos a la Corte Suprema indignada porque se reconoce una garantía que es básica en el derecho de defensa; a la Corte Constitucional reconociendo el derecho a impugnar, pero cuatro salvan votos sobre la base errónea de que le corresponde al Congreso la defensa de la Constitución; al Congreso correr a aprobar un proyecto que da vía libre a la cadena perpetua por que lo pide la ciudadanía, sin atender a lo que dice el bloque de constitucionalidad y la eficacia de la ley, creyendo, unos de buena fe y otros movidos por el aplauso de las mayorías, que esa pena protegerá a los menores, lo que no es cierto.
Jueces que niegan libertades, o que legalizan procedimientos por miedo al que dirán. Tantos que se oponían al estado de opinión y hoy son muchos los que quieren vivir en este estado, tantos que creen que la verdad es una sola y que además sale de su boca, de su pluma o de sus redes.
También afortunadamente ve el país un sector muy importante y de diversas ideologías defendiendo aún el debido proceso, el derecho a una defensa justa, la resocialización, las segundas oportunidades, un sector del país cuya voz es fuerte y sabe que la libertad de expresión lleva a poder denunciar, opinar, investigar, pero no a sentenciar, eso le toca a un juez, a una autoridad judicial o administrativa, según el caso.
Tan se creen dueños de la verdad que cuando un periodista u opinador es criticado salen todos a defenderlo, lo cual es lógico y necesario, pero se creen capaces de señalar al gremio de abogados cuando salimos en defensa de un colega.
Yo no me considero periodista o comunicador por tener estos espacios, pero lo que si soy es un humanista y una persona que tiene carácter para defender garantías y derechos propios y ajenos. Jamás seré alguien que se silencie por insultos o críticas peyorativas o victimice de manera extrema.
Denuncias sí, investigaciones también, pero respetando el derecho de toda persona a defenderse en las instancias correctas.
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