No podemos imaginar hoy cómo será el mercado laboral en treinta años. Existen opiniones encontradas al respecto. El aprendizaje automático transformará el empleo formal, dicen algunos. Otros creen que la automatización producirá ingresos adicionales y, por tanto, creará nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, es claro que los empleos rutinarios se están automatizando cada vez más rápidamente. Ahora bien, será mucho más complejo cambiar a un humano por una máquina en tareas que exijan habilidades y capacidades resolutivas para afrontar situaciones imprevistas. Lo cierto, es que, es necesario preparar a las generaciones venideras para afrontar el cambio de las reglas de juego en el campo laboral porque la inteligencia artificial está empezando por tomar ventaja a las capacidades humanas. Está comprobado científicamente que las máquinas están siendo adaptadas para competir con redes neurales en el cálculo de probabilidades y el reconocimiento de patrones. Por ello, muchas tareas ocupacionales como conducir un vehículo, prestar un servicio comercial o elaborar un modelo de documento podrán ser desempeñadas por ordenadores que la I.A. puede equipar con sensores precisos y confiables para superar a los humanos. En mi opinión, es difícil creerlo, pero parece que es una realidad todos los días más cercana, por lo que el riesgo de perder un mayor número de puestos de trabajo es inminente.
Los ordenadores tienen la capacidad de integrarse a una red no solo para sustituir a muchos trabajadores sino también con la facilidad de actualizarse de manera rápida y continua para prestar servicios con mayor eficiencia. Es decir, estamos ante una competencia que debemos afrontar en el presente para asegurar un futuro laboral que hasta ahora es incierto.
Este es un verdadero reto para que las instituciones educativas sean técnicas, tecnológicas o profesionales avancen en modelos pedagógicos de innovación y desarrollo de competencias que permitan nuevos aprendizajes para que los seres humanos podamos desempeñar desde nuestra propia dimensión labores de la más alta calidad y con mayor eficacia en relación con las tareas que las máquinas pueden cumplir.
Creo, por supuesto, que el ser humano jamás podrá ser sustituido por una máquina, pero en materia laboral es necesario asumir el reto que la tecnología nos impone, que desde ahora tienen que ser motivo de ocupación de los Ministerios de Educación y del Trabajo para formular una política pública de innovación y desarrollo laboral para enfrentar la nueva realidad en materia tecnológica porque no se trata de competir con la I.A. al contrario, es la hora de aprovechar bien su uso para mejorar la vida humana. El mercado laboral debe estar dirigido a utilizar la I.A. para generar mayores capacidades competitivas y cognitivas. El reto laboral es ahora.
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