Hugo E. Gamboa Cabrera

¿Desmoralización nacional?

Hugo E. Gamboa Cabrera

Alguien me decía hace algunos días que yo porque “solo escribía contra el gobierno de Gustavo Petro cuando otros opinadores escribían sobre otros temas”, y debo darle la razón; sin embargo, tengo que afirmar que no soy la excepción, existen otros, en lo que estamos acompañados por programas de opinión de orden nacional.

Valga decir que, algunos columnistas no pueden opinar sobre ese aspecto porque su ideología es afín al gobierno central y, así no tengan la razón, deben defenderlo a como dé lugar. “Con los tuyos con razón o sin razón”, dice el refrán.

Soy colombiano, amo mi país, el tercero más hermoso del mundo, y me preocupa su estabilidad general, sin desconocer que existe una problemática social que debe tener solución pero no a rajatabla socialista que, casi siempre por no decir que siempre, no es un buen remedio.

No me cansaré de decir que ejemplos existen muchos, aquí en Latinoamérica por no ir más allá. Esa narrativa la conocemos muy bien, viene bien empacada pero su contenido es doloroso.

Por tanto, algunos estamos en la obligación de “poner el dedo en la llaga”.

En medio de tanta retórica nos preocupan varias cosas: el deseo gubernamental de empobrecer el país, de sostenerlo a punta de asistencialismo, eje central de todo gobierno de izquierda.

El costo del combustible fósil como denominan el petróleo, el que, según doña Francia, “solo afectaría a los 4000 ricos del país”, es una gran mentira.

Colombia exporta petróleo, cuenta con dos refinadoras importantes, cada galón le vale producirlo tres mil pesos y lo vende a nueve mil trescientos; esa gran ganancia queda en manos de Ecopetrol.

¿Qué hacen con esa ganancia? Por tanto, es una de las razones para que el costo de vida nacional se esté elevando casi que permanentemente, para todo el mundo. Por ejemplo, un “corrientazo”, cada semana aumenta.

A principios de año valía diez mil o doce mil, hoy cuesta dieciocho mil y va de para arriba. Ese cuento de que el mundo se va acabar por causa del cambio climático, tampoco va con nosotros.

Colombia solo aporta un 0,5% en ese fenómeno mientras China, Rusia, ambos comunistas, unidos a la India, aportan el más alto porcentaje de daños al medio ambiente, y poco les importa.

Y esa orden fulminante de sindicalizar a todo el mundo para “enfrentar a los empresarios asesinos”, como los denominó el señor Petro, lo que busca es acabar con las empresas para que la pobreza y el desempleo, tan ambicionados en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Argentina, etc., etc., también hagan parte de nuestro país como miembros activos de organismos tan funestos como los Foros de Sao Paulo y de Puebla.

Y eso que no menciono el hecho perverso de organizar “marchas campesinas e indígenas” con dinero de los impuestos pagados por todos los colombianos.

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