La otrora prensa hablada representada por la radio del ayer, además de la pulcritud idiomática y su pronunciación con voces bien moduladas, siempre se distinguió por tres misiones fundamentales: informar, criticar y culturizar.
Algunas voces quedaron indelebles en nuestra memoria: Evaristo Bugallo Juliao (lector de noticias), Joaquín Marino López (comentarista deportivo de “Estadio”), Rvdo Alfonso Hurtado Galvis (conductor del programa social “La voz del prójimo”), entre otros.
Cada cadena radial tenía un programador musical y continuaban su labor de control de calidad los presentadores de las canciones, que lo hacían con una gran solemnidad.
Durante sus tres primeras décadas encantaba escuchar radio. Quién olvida, por ejemplo, “Mañanitas campesinas”, que se emitía en las mañanas y nos motivaba a emprender un alegre día amenizado por el pentagrama musical colombiano.
De niños cuando oíamos las voces de la radio, debido a que no veíamos a los locutores y los presentadores, las estimábamos como personas respetables y superiores, que merecían ser escuchados con atentos.
Jamás nos imaginamos que algún día iban a ser relevados por individuos ordinarios cuya única virtud está es ser vendedores estrellas de pautas comerciales.
Por eso, no puedo ser indiferente ante el actuar de ejemplares, como Francisco Paco Ramírez “La tía Inés”, quien fue despedido de la Emisora Tropicana por calumniar al Presidente Gustavo Petro y por ofender a una colega suya al aire. Qué bueno sería que con la sanción se iniciara la depuración de más programas de radio que sigan emitiendo mensajes ofensivos, calumniosos y alimentadores de la mediocridad.
La libertad de expresión y de prensa, jamás podrán vulnerar ninguno de los otros derechos fundamentales.
Comments
Fin de los artículos
No hay más artículos para cargar