Cuando en enero de este año el valor del kilovatio estaba en $ 565, en febrero fué de $ 566; en marzo subió a $ 597 y hoy sigue fluctuando en el mercado, es inminente que debemos pensar en la necesidad de llegar a la autosuficiencia energética. No podemos seguir dependiendo de distribuidores y comercializadores de energía eléctrica en un mercado inestable y salvaje, en el que cada día es más costoso el servicio de energía para los usuarios, quienes están condenados a seguir pagando tarifas exageradas que afectan no sólo la canasta familiar sino también la productividad regional.
El Pacífico colombiano adolece de una central de energía con capacidad de generar los suministros requeridos para satisfacer una demanda cada vez más creciente en un mundo moderno que ya no se concibe sin la energía y en donde nuestra vida diaria depende del impulso de la misma; sobretodo, cuando encontramos que hay un factor que afecta notoriamente su costo al tener que acudir ahora a la bolsa de valores a través de una especie de subasta al mejor postor. De la misma manera, factores como el clima inciden directamente en su producción, puesto que si los embalses generadores están precisamente más bajos, el precio se pone por las nubes. Si nos referimos a lo ocurrido durante la “cuarentena” los servicios públicos se incrementaron alrededor del 15 %.
Cali y el Valle del Cauca se han convertido en un simple comprador pasivo de energía eléctrica en un libre mercado en el que los distribuidores tienen libertad para fijar los precios, pero también se acude a un mercado regulado por el gobierno nacional que puede ser cambiante cada día y a cada hora conforme las condiciones y el accionar de estos actores comerciales.
Por ello, estamos en un momento decisivo para plantear a partir de la Región Administrativa y de Planeación de la Cuenca del Pacífico, Rap, un proyecto de generación de Energía limpia que nos potencie a partir de fuentes sostenibles de estructuración estratégica para la transformación de energía renovable proveniente del sol y del viento para ser gestionado a través de su órgano colegiado de administración y decisión OCAD vía recursos de regalías que se destinen a un macro proyecto que permita la autosuficiencia energética. Es a partir de la concurrencia de recursos administrativos, económicos, técnicos y humanosde los departamentos del valle del cauca, cauca, chocó y nariño como podría proyectarse una obra de esta naturaleza, prioritaria y decisiva para el interés del desarrollo socioeconómico y ambiental de nuestra región.
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