Cali, diciembre 7 de 2024. Actualizado: sábado, diciembre 7, 2024 00:11

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Son dos funciones complementarias pero distintas en el ámbito empresarial

Liderazgo vs. dirección

Logo SFAIPor: Rodrigo García Ocampo
CPA, MBA, MGE, MGR
Socio – Director
Email: rgarcia@sfai.co

El liderazgo y la dirección son dos conceptos diferentes pero complementarios en el ámbito empresarial.

Ambos son necesarios para el éxito de una organización, pero requieren de habilidades y competencias distintas. Un buen líder no tiene por qué ser un buen director, ni viceversa.

Lo ideal es que una persona pueda desarrollar ambas funciones de forma equilibrada y coherente, adaptándose al contexto y a las circunstancias. Así podrá lograr los objetivos propuestos y satisfacer las expectativas de sus equipos y stakeholders.

Liderazgo

El liderazgo es la capacidad de influir, motivar y guiar a otras personas para lograr una visión, una misión o unos objetivos comunes.

Un líder es alguien que tiene una visión clara de lo que quiere conseguir, que sabe comunicarla de forma efectiva y que inspira confianza y compromiso en sus seguidores.

Un líder también es alguien que sabe adaptarse a los cambios, que fomenta la innovación y la creatividad, que reconoce y valora el talento de su equipo y que promueve el desarrollo personal y profesional de sus colaboradores.

Entre las características que definen a los líderes, se destacan:

– Visión

Un líder tiene una visión estratégica de lo que quiere lograr y cómo lo va a hacer. Es capaz de anticiparse a los escenarios futuros y de definir una hoja de ruta clara para alcanzar sus metas.

– Comunicación

Un líder sabe transmitir su visión de forma clara, sencilla y persuasiva. Utiliza diferentes canales y medios para llegar a su audiencia y se asegura de que su mensaje sea entendido y compartido por todos.

– Influencia

Un líder tiene la capacidad de generar un impacto positivo en las personas que le rodean. Es capaz de convencer, inspirar y movilizar a sus seguidores para que se sumen a su causa y colaboren con él.

– Motivación

Un líder sabe cómo motivar a su equipo para que dé lo mejor de sí mismo. Es capaz de crear un clima de trabajo positivo, donde se reconozcan los logros, se celebren los éxitos y se fomente el aprendizaje continuo.

– Confianza

Un líder genera confianza en sus seguidores, en sus clientes, en sus proveedores y en sus socios. Es honesto, transparente y coherente con sus valores y principios. Cumple con sus promesas y asume sus responsabilidades.

– Empatía

Un líder se pone en el lugar de los demás y entiende sus necesidades, emociones y expectativas.

Es capaz de escuchar activamente, de dar feedback constructivo y de resolver los conflictos de forma pacífica.

– Adaptación

Un líder se adapta a los cambios del entorno y a las demandas del mercado. Es flexible, ágil y resiliente ante las dificultades.

Busca oportunidades de mejora e innovación constantemente.

Para ser un buen líder no hay una fórmula mágica, pero sí hay algunas acciones que pueden ayudar a desarrollar el potencial de liderazgo:

– Autoconocimiento

Conocerse a uno mismo es el primer paso para ser un buen líder. Es importante identificar las fortalezas, las debilidades, los valores y las motivaciones personales. Así se puede trabajar en mejorar las áreas de mejora y potenciar las habilidades propias.

– Formación

La formación continua es clave para estar al día de las tendencias, las herramientas y las metodologías más innovadoras en el ámbito del liderazgo.

Hay muchos cursos, libros, podcasts y eventos sobre liderazgo que pueden servir de inspiración y aprendizaje.

– Experiencia

La experiencia es la mejor escuela para aprender a liderar. Hay que aprovechar todas las oportunidades que se presenten para asumir roles de liderazgo, ya sea en el trabajo, en el ámbito académico o en el personal.

Así se puede poner en práctica lo aprendido y recibir feedback sobre el desempeño.

– Mentoring

Es un proceso de relación entre un mentor (un líder experimentado) y un mentee (un líder en desarrollo) donde el mentor ofrece su apoyo, consejo y orientación al mentee para ayudarle a crecer como líder. El mentoring puede ser formal o informal, y puede ser muy beneficioso para ambos.

– Networking

Se trata de crear y mantener una red de contactos profesionales y personales que puedan aportar valor, información y oportunidades al líder.

El networking se puede hacer de forma presencial o virtual, y requiere de una actitud proactiva, abierta y colaborativa.

Un buen líder no solo tiene una visión y unas características que le definen, sino que también realiza funciones específicas que le permiten ejercer su liderazgo de forma efectiva. Algunas de estas funciones son:

– Definir la visión, la misión y los objetivos

Un buen líder es capaz de definir una visión atractiva y compartida por todos, una misión que exprese el propósito y los valores de la organización o el proyecto, y unos objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales) que orienten la acción hacia los resultados deseados.

– Planificar la estrategia

Un buen líder es capaz de diseñar una estrategia que permita alcanzar los objetivos definidos.

Para ello, analiza el entorno interno y externo, identifica las oportunidades y las amenazas, establece las prioridades y los recursos necesarios, y define las acciones y los indicadores de seguimiento y evaluación.

– Organizar el equipo

Un buen líder es capaz de organizar el equipo de trabajo de forma óptima.

Para ello, selecciona a las personas adecuadas para cada puesto, asigna las tareas y las responsabilidades según las competencias y los intereses de cada uno, define los roles y las normas de funcionamiento, y crea un clima de confianza y colaboración.

– Dirigir la ejecución

Un buen líder es capaz de dirigir la ejecución del plan estratégico.

Para ello, comunica la visión, la misión, los objetivos y la estrategia a todo el equipo, delega las tareas de forma efectiva, supervisa el avance y el cumplimiento de los plazos, resuelve los problemas que surjan, toma decisiones oportunas y acertadas, y reconoce el esfuerzo y el mérito de sus colaboradores.

– Controlar los resultados

Un buen líder es capaz de controlar los resultados obtenidos.

Para ello, mide el rendimiento del equipo y del proyecto mediante los indicadores definidos previamente, compara los resultados con los objetivos esperados, identifica las desviaciones y las causas que las originan, propone acciones correctivas o preventivas para mejorar la calidad y la eficiencia del trabajo, y elabora informes o presentaciones que reflejen el impacto del proyecto.

Sin embargo, los líderes de los tiempos actuales se enfrentan a entornos cada vez más complejos, dinámicos e inciertos, donde tendrán que lidiar con múltiples factores que pueden limitar su capacidad de liderar con éxito.

Algunos de estos factores son:

– La globalización

Implica una mayor interconexión e interdependencia entre países, regiones, organizaciones e individuos.

Esto supone una mayor competencia, diversidad y oportunidad para los líderes, pero también una mayor exigencia, adaptación y riesgo.

Los líderes tienen que ser capaces de gestionar equipos multiculturales, trabajar en entornos virtuales o híbridos, aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías e innovar constantemente para diferenciarse en el mercado global.

– La transformación digital

Implica una mayor velocidad, accesibilidad e inteligencia para los líderes, pero también una mayor complejidad, vulnerabilidad e incertidumbre.

Los líderes tienen que ser capaces de dominar las herramientas digitales más avanzadas a fin de hacer de la información su mayor recurso en su proceso.

– La gestión de la diversidad

Los líderes deben ser capaces de integrar y aprovechar las diferencias culturales, generacionales, funcionales y de género que existen en sus equipos y organizaciones.

– La inteligencia emocional

Los líderes deben desarrollar su autoconocimiento, autocontrol, empatía y habilidades sociales, para gestionar sus propias emociones y las de los demás, así como para generar un clima laboral positivo y saludable.

– La ética y la responsabilidad social

Los líderes deben actuar con integridad, honestidad y transparencia, respetando los valores y principios de la organización y de la sociedad, así como asumiendo las consecuencias de sus decisiones y acciones.

De otra parte, es de indicar que, el liderazgo es un factor clave para el buen desempeño del gobierno corporativo, ya que contribuye a:

– El cumplimiento

Un líder promueve el respeto a la legalidad vigente y a las políticas internas de la organización, así como el control interno y la rendición de cuentas.

– La mejora

Un líder fomenta la cultura de calidad, la excelencia operativa y la mejora continua en todos los niveles y áreas de la organización.

– La productividad

Un líder impulsa el desempeño óptimo de los recursos humanos, materiales y financieros disponibles, generando valor añadido para la organización y sus stakeholders.

De otra parte, al líder le compete dirimir los posibles conflictos con sus partes de interés o con sus equipos dado que estos son inevitables en cualquier ámbito humano, especialmente en el empresarial, donde existen intereses diversos y a veces contrapuestos.

Un líder debe saber cómo prevenir, gestionar y resolver los conflictos que puedan surgir con sus partes de interés o con sus equipos, aplicando las siguientes estrategias:

– La negociación

Un líder busca alcanzar acuerdos mutuamente beneficiosos para las partes implicadas en el conflicto, mediante el diálogo constructivo, el intercambio de información y la búsqueda de soluciones creativas.

– La mediación

Un líder recurre a una tercera parte neutral e imparcial que facilite la comunicación entre las partes en conflicto, ayudándoles a entender sus posiciones, intereses y necesidades, así como a encontrar puntos en común y alternativas viables.

– El arbitraje

Un líder acepta someterse a la decisión de un árbitro externo e independiente que resuelva el conflicto, basándose en criterios objetivos y racionales, y que sea vinculante para las partes.

Dirección

La dirección es el proceso de planificar, organizar, dirigir y controlar las actividades y recursos de una organización, con el fin de alcanzar los objetivos previamente definidos.

La dirección implica tomar decisiones, asignar responsabilidades, establecer normas, supervisar el trabajo y evaluar los resultados.

La dirección se basa en el ejercicio de la autoridad y el poder, así como en el uso de herramientas y técnicas de gestión.

El liderazgo y la dirección son dos funciones complementarias pero distintas en el ámbito empresarial.

Algunas de las principales diferencias entre ambos conceptos son:

– El liderazgo se centra en las personas, mientras que la dirección se centra en las tareas.

– El liderazgo se orienta al cambio, mientras que la dirección se orienta a la estabilidad.

– El liderazgo se basa en la influencia, mientras que la dirección se basa en la autoridad.

– El liderazgo se enfoca en el largo plazo, mientras que la dirección se enfoca en el corto plazo.

– El liderazgo es un arte, mientras que la dirección es una ciencia.

El Director General (CEO) o propietario, cuando este último ejercer la Dirección, es la máxima autoridad ejecutiva de una organización, responsable de definir y ejecutar la estrategia global, así como de representar a la empresa ante los stakeholders.

Tanto el Director General (CEO) o propietario, necesitan ser líderes y directores al mismo tiempo, ya que deben combinar las habilidades y competencias propias de cada función.

Por un lado, deben ser líderes capaces de inspirar, motivar y guiar a sus colaboradores y socios hacia una visión compartida, adaptándose a los cambios e innovando constantemente.

Por otro lado, deben ser directores capaces de planificar, organizar, dirigir y controlar las operaciones y recursos de la organización, tomando decisiones acertadas y eficientes.

El Director General es tanto un líder como un gestor, ya que debe ejercer ambas funciones de forma equilibrada y coherente. Sin embargo, dependiendo del contexto y la situación, puede predominar una u otra función. Por ejemplo:

– En momentos de crisis o incertidumbre, el Director General debe actuar más como líder que como gestor, para transmitir confianza, seguridad y esperanza a sus equipos y stakeholders.

– En momentos de crecimiento o expansión, el Director General debe actuar más como gestor que como líder, para asegurar la rentabilidad, la calidad y la sostenibilidad de la organización.

– En momentos de transformación o innovación, el Director General debe actuar como líder y gestor al mismo tiempo, para impulsar el cambio y crear valor para la organización y sus stakeholders.

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